Tras cerrar la puerta a sus espaldas, Damen se dejó caer en
la pared, cerró los ojos y suspiró; “lo conseguí”-pensó-“pude convencer a
Víctor a la primera y sobretodo pude controlar mi genio y que mis sentimientos
no me dominaran” abrió los ojos y comenzó a bajar las escaleras hacia la
entrada del castillo; estaba agotado y deseaba macharse y regresar a la Urbe
cuanto antes, primero debía parar en la fortaleza del Gran Consejo para
informar a los ancianos de su entrevista con Víctor pero estaba decidido a no
demorarse mucho; necesitaba descansar y sobretodo necesitaba pensar después de
encontrarse cara a cara con Bianca. Había pasado 10 meses soñando con esa chica
de ojos azules, pelo negro como el ébano y hermosura angelical; le fascinó
desde el primer día, en sus sueños era capaz de despertar sentimientos que él
nunca había sentido por casi nadie; sólo
Laisa había conseguido que sintiese algo parecido pero no tenía ni punto
de comparación con lo que sentía cada vez que Bianca le tocaba en sueños; era
puro anhelo, no sólo deseaba besarla sino que sobretodo quería protegerla, que
ella no sufriera daño alguno , el simple hecho de que ella sufriera lo más
mínimo hacía que el corazón le ardiese; ninguna mujer había causado ese efecto
en él por ese motivo se obsesionó con la chica de su sueño hasta tal punto que
sólo deseaba que llegara la noche para poder verla en sus sueños porque no
creía que en verdad ese ángel existiera pero al ver el rostro de la soberbia y
altanera muchacha que había placado en el bosque y descubrir no sólo que
existía de verdad sino que además era una Hija de la Luna y ella también lo
había reconocido, había sido más de lo que podía haber imaginado.
En el interior de Damen se libraba una batalla interna y él
estaba tan sumido en sus pensamientos que no fue consciente de que acababa de
llegar al final de la escalera hasta que no se chocó y cayó de espaldas al
suelo.
-¡Cuidado!- Exclamó una voz enfadada- ¿Podrías hacer el
favor de ir mirando por donde andas?
Al escuchar esa voz Damen se alzó rápidamente la vista hacía
el frente, para encontrarse a una enfadada Bianca que trataba de levantarse con
la ayuda de un apuesto muchacho. Había algo en ese muchacho que le resultaba
conocido, no podía saber porqué pero tenía la sensación de conocerlo del pasado
y algo le decía que era importante recordar de qué le era familiar; pero al ver
la forma y el cariño con el que transmitían sus ojos mientras ayudaba a Bianca
levantarse, despertó en Damen un sentimiento de antipatía instantáneo hacia el
muchacho.
- Perdona- repuso Damen mientras se levantaba del suelo-
estaba sumido en mis pensamientos y no me di cuenta que había terminado de
bajar las escaleras
- ¿Otra vez tú?- peguntó Bianca sorprendida, obviamente no
se había dado cuenta todavía de que era con Damen con quién había chocado- ¿Te
gusta perseguir y tirar al suelo a desconocidas o sólo lo haces conmigo?
Damen sonrió, no era normal que una chica le hablase de esa
forma, normalmente todas caían rendidas a sus pies y encontrar a alguien que no
lo hiciera y fuese capaz de plantarle cara y que encima fuese el ángel de
mirada azul era una sorpresa muy agradable.
- ¿Se puede saber que te hace tanta gracia?- preguntó
enojada Bianca
- No, nada simplemente pensaba que cada vez que nos
encontramos tú estás tirada en el suelo- Le respondió Damen sin poder aguantar
la risa
Al escuchar esa respuesta las mejillas de Bianca se
encendieron y los ojos de la muchacha llamearon de ira
- Serás…- replicó encendiendo sus manos de repente con un
fuego azul verdoso
Damen se quedó por un momento sorprendido; nunca había visto
a nadie encender el fuego tan rápido y mucho menos con esa tonalidad verdosa,
sólo conocía a una persona capaz de hacer eso y era él mismo, pero reaccionó a
tiempo de agacharse cuando Bianca generó una bola de fuego frío y se la lanzó
directo al rostro, la bola le pasó rozando el cabello y se estrelló en la pared
de ladrillo dejando una quemadura en ella.
Ella se dispuso a lanzar otra llamarada pero el muchacho se
interpuso entre ella y Damen y le espetó alarmado pero con severidad
- Ni se te ocurra Bianca, ¡¿Se puede saber qué demonios
estás haciendo?! Te vas a meter en un buen lio
-¡Aparte Geibel!- le gritó ella enfadada- El cretino este
necesita aprender a no tratar a la gente con ese desdén y esa chulería y
alguien debe bajarle los humos que se gasta
-Bianca no pienso apartarme hasta que apagues el fuego-
respondió tranquilamente Geibel- te lo advierto apaga el fuego ya o tendrás
problemas con tu padre, ya sabes que no tolera ataques en el castillo.
Al escuchar esa última frase Bianca reaccionó
– Tienes razón- le
dijo a Geibel- además no merece la pena ensuciarse las manos, vamos Geibel,
tengo hambre y el desayuno tiene que estar servido ya.
Bianca cogió de mano a Geibel y dándole la espalda a Damen
pusieron rumbo hacia la gran puerta de roble que había al final del pasillo.
Damen salió fuera del castillo y se encaminó hacia el bosque, de su cabeza no
podía sacar la escena vivida con Bianca hacía un minuto, a pesar de que le
había salvado la vida, no podía evitar sentir celos de ese tal Geibel al ver
como ella lo había cogido de la mano y aunque ella había intentado herirle con
el fuego no pudo evitar sentirse inmensamente atraído hacia ella; sería una
malhumorada pero tenía un carácter indomable y aunque no lo reconocería ni en
un millón de años le encantaba que al fin una mujer se fuese atrevido a
desafiarle y no fuese caído rendida a sus pies, aunque Damen lo negará el
carácter libre y fiero de Bianca lo había hechizado.